De forma indefectible, la impresión 3d ha revolucionado la forma en que la industria metalúrgica se ha adaptado a los tiempos que corren. Por supuesto, la fabricación mediante fundición de metal sigue siendo la técnica principal para determinadas situaciones, sin embargo las impresoras 3d se han sabido hacer un hueco que, a día de hoy y en muchos casos, continúa defendiendo a capa y espada, sin indicios de una reversión. El uso de impresoras 3D en la creación de elementos metálicos no es ninguna novedad, pero como siempre ocurre en el mundo tecnológico, este tipo de técnicas no han dejado de evolucionar y avanzar hacia senderos que, de nuevo, ayudan a alcanzar nuevos hitos y reducir costes de producción.
Como ocurre con prácticamente cualquier situación frente a una necesidad, existe un abanico de diversas opciones que pueden adaptarse mejor a los requerimientos de un proyecto en concreto. No sólo disponemos de un amplio catálogo de materiales, sino también de tecnologías. Es importante estudiar, en cada caso, qué combinación se ajusta más al resultado final que deseamos obtener. En cualquier caso y dado el estado actual de la impresión 3D de metal, no deberían haber excesivos problemas en dar con la solución ideal.
Una de las tecnologías y materiales que más han revolucionado el mundo de la impresión 3d con metales son el sinterizado láser y el Alumide. Esta técnica de impresión se basa en el endurecimiento de un material (cuyo estado original es en polvo) expuesto a una temperatura cercana a la de su fusión y que, a través de un láser, termina de alcanzar de forma selectiva este estado.
Por su parte, el Alumide es una mezcla de poliamida y partículas de aluminio (en una proporción de 40/60) que procura unos resultados óptimos incluso para los más exigentes, siendo capaz de ofrecer piezas resistentes y livianas, con capacidades de mecanizado y totalmente funcionales. Debemos tener en cuenta, no obstante, que no se trata de un material puramente metálico, por lo que sus propiedades no llegan a ser comparables a las de un objetivo fabricado con metal, aunque sí bastante similares en términos de resistencia térmica, densidad, tensión o flexibilidad. Todo ello, recalcando de nuevo, con un peso muy reducido gracias a la presencia de la poliamida. A grandes rasgos y aunque, en efecto, la impresión 3D también ofrece la posibilidad de trabajar con metales como el titanio, el acero inoxidable o el propio aluminio, lo cierto es que una de las
alternativas más atractivas para prototipado o incluso elementos funcionales es la mencionada impresión con Alumide mediante sinterizado láser selectivo. Su bajo coste, velocidad y capacidades físicas y de producción, lo convierten en una opción a tener muy en cuenta.