Llega el momento de imprimir nuestro proyecto. Hemos dedicado tiempo al diseño y tenemos más o menos claros los materiales. Ahora la gran pregunta: ¿utilizo el mecanizado CNC o me decanto por la impresión 3D? Como todo, las ventajas de usar uno u otra va a depender en gran medida de nuestras preferencias personales, pero también de varios factores a tener en cuenta.
El mecanizado CNC es un proceso sustractivo por medio del cual, a partir de un bloque de material existente, la pieza a fabricar se fresa y se tornea a altas velocidades, esto es, crea objetos recortando. Es un sistema muy útil cuando tenemos que producir una gran cantidad de productos de forma muy precisa; pues si bien fabricar una sola pieza mediante este procedimiento puede salir más caro que hacer lo mismo con una impresora 3D, cuando lo que necesitamos es hacer varias y lo más rápido posible, la sustracción es probablemente el método más eficaz.
Ejemplo de pieza creada mediante mecanizado CNC
La impresión 3D, por otro lado, es especialmente relevante cuando se buscan diseños muy especializados. Es un proceso aditivo por el cual se genera el objeto construyendo capas en tres dimensiones. Al no partir de nada, podríamos añadir cientos de capas (nos limitaría únicamente el espacio de trabajo de la impresora que utilicemos), con lo que el resultado es prácticamente infinito, posibilidad incluida de hacer impresión por partes y luego adherirlas entre sí. Además, el coste unitario de elementos concretos es siempre el mismo, más allá de la cantidad que utilicemos, y permite crear objetos tan sumamente personalizados que difícilmente encontraremos otros iguales en el mercado. Al contrario de lo que ocurre con el mecanizado CNC, la impresión 3D está destinada a la fabricación de series cortas y medias, en lugar de series a gran escala.
Ejemplo de pieza creada mediante impresión 3D
Aun con todo, algunas empresas han empezado también a plantearse un camino intermedio. Para según que piezas se puede comenzar imprimiéndolas en 3D para crear el objeto desde cero, y luego pulirlas o añadir algún ornamento usando mecanizado CNC. No es ninguna locura. El único condicionante a esto es que en la actualidad crear un objeto así puede resultar costoso y la industria no está aún habituada. Pero todo es darle tiempo. Cuando las empresas descubran los beneficios que supone combinar ambos procesos, probablemente se tienda más a ello y genere mayor demanda, lo que propiciara que surjan proveedores que puedan ofrecer ambas tecnologías de forma sencilla y equilibrada.
El mercado 3D lleva unos años en constante evolución y aún no ha tocado techo. Muchos de los procesos que en el futuro probablemente estén más normalizados son los que hoy empiezan a despuntar. Así que la respuesta a la pregunta del principio bien podría ser: ¿y por qué no ambos? Todo va a depender de nuestras necesidades concretas pero esa opción también puede resultar viable.
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